*Fenómenos oceánicos coincidentes podrían prolongar la temporada de precipitaciones y elevar riesgos en presas del centro y sureste del país, advierte investigador de la UNAM
CDMX.- La posibilidad de que las lluvias se extiendan hasta febrero de 2026 ha encendido las alertas entre especialistas y autoridades, debido al impacto que esto podría generar en los sistemas hídricos del centro y sureste de México. Víctor Manuel Torres Puente, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, advirtió que los actuales patrones climáticos presentan una coincidencia poco frecuente de fenómenos oceánicos que han intensificado la actividad de tormentas en el Pacífico mexicano.
De acuerdo con el especialista, existe un 80 por ciento de probabilidad de que las precipitaciones persistan hasta finales del invierno, afectando de forma especial a los estados del sureste. Su análisis, publicado por la Gaceta Digital UNAM, se basa en la comparación de las condiciones actuales con las registradas en 2009, cuando las lluvias se prolongaron hasta febrero de 2010 y las principales presas del país alcanzaron niveles máximos.
El investigador explicó que esta situación se debe a la interacción de dos grandes oscilaciones oceánicas: la oscilación decadal del Pacífico (PDO) y la oscilación multidecadal del Atlántico (AMO). En este momento, la PDO se encuentra en fase negativa —lo que implica un calentamiento anómalo de las aguas del Pacífico frente a las costas mexicanas—, mientras que la AMO está en fase positiva, con un Atlántico más cálido. Esta combinación poco común favorece la formación de ciclones tropicales y el aumento de las lluvias.
Durante la actual temporada, el 98 por ciento de la actividad ciclónica se ha concentrado en el Pacífico, con muy pocos eventos en el Atlántico y el Caribe. “Estos patrones de coincidencia entre océanos suelen repetirse cada 15 a 30 años, pero el calentamiento global podría estar acortando los intervalos a 10 o 20 años”, señaló Torres Puente, quien advierte que una atmósfera más cálida intensifica los fenómenos extremos.
El investigador subrayó que, aunque el incremento de lluvias ha ayudado a recuperar los niveles de las presas, también implica riesgos por el exceso de almacenamiento. En algunos casos, los embalses del centro y sureste del país ya superan el 95 por ciento de su capacidad, lo que exige una planeación cuidadosa ante posibles desbordamientos.
Torres Puente insistió en que aún no puede atribuirse directamente esta prolongación de lluvias al cambio climático, pues los estudios de atribución requieren tiempo y análisis complejos. Sin embargo, reconoció que estas condiciones ocurren en un contexto global más cálido, donde los extremos —largos periodos secos seguidos de aguaceros torrenciales— se vuelven cada vez más comunes.
El académico también hizo un llamado a fortalecer la investigación meteorológica en México y a mejorar la coordinación entre instituciones como la UNAM, Protección Civil y el Servicio Meteorológico Nacional. Destacó que el número de especialistas en meteorología tropical sigue siendo limitado, por lo que urge ampliar las capacidades técnicas y de monitoreo.
Finalmente, subrayó la importancia de una comunicación responsable con la sociedad. “Es fundamental informar sin generar alarma, pero con suficiente claridad para que la población y las autoridades comprendan los riesgos y actúen a tiempo”, expresó.
La comunidad científica coincide en que, ante un escenario de lluvias prolongadas y variabilidad climática, México debe fortalecer la prevención, la gestión hídrica y la investigación aplicada. Para la UNAM, añadió Torres Puente, el reto está en anticipar los escenarios críticos y promover una cultura de planeación basada en evidencia y cooperación institucional.

